Así surgió ¿ Evolución ? exposición de fotografía construida no digital - Texto de ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano
Así surgió ¿ Evolución ?, exposición de fotografía construida no digital 1979
Texto de ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y
documentalista mexicano
¿ De dónde vinimos ?
¿ Evolución ?
Fue en el año de 1979 cuando surgió en mí la idea de
realizar una exposición de fotografías construidas a la que llamaría ¿
Evolución ?, enfatizando dicho título con signos de interrogación, considero
que el ser humano ha evolucionado científica y tecnológicamente, sin embargo,
sus sentimientos y emociones no han progresado suficientemente para lograr la
fraternidad pacífica, en muchos aspectos la humanidad se halla en estado embrionario.
El sistema familiar es raquíticamente defectuoso y disfuncional.
La comunicación entre padres e hijos es insuficiente, la mala crianza prolifera
en todos los estatus sociales, la irresponsable reproducción natal omite
garantizar venturoso porvenir a la progenie.
La amistad es meloso desbordamiento de hipócritas elogios.
La mayoría de los burócratas son parásitos del erario público.
Al planeta Tierra no se le respeta, la industria y las
inmobiliarias han ensuciado y devastado a la fauna y la ecología.
Las religiones son delirios colectivos en beneficio de
codiciosos y depravados clérigos.
Naciones poderosas estrangulan a países vulnerables para
imponer dictaduras que les faciliten saquear recursos naturales, la ambición
lucrativa es la peste mundial que destruye las posibilidades de armonía entre
los pueblos.
Los seres humanos aún somos incompletos embriones en lo que
se refiere al sano desarrollo que nos conduzca a esplendorosa convivencia con
nuestros semejantes.
©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.
El contenido literario y fotográfico de esta publicación
está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y
Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines
didáctico - culturales sin omitir el nombre de su autor y los créditos de las
fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro.
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and cultural purposes mentioning the author and credit of the photograph.
It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes.
Periódico
OVACIONES, Mayo de 1980
Manuel
Peñafiel
“ Mi
Cámara es el Espejo de las Turbulencias Humanas que Vivimos ”
“ Yo no
soy más que un Monstruo que Ustedes han Creado ” , Afirmó el Fotógrafo
Mi cámara
es el espejo de las turbulencias humanas que vivimos ” dice Manuel Peñafiel al
autodefinirse como artista. Un artista que ha creado, que ha llegado a la cima
y que aún no conforme con esto sigue buscando nuevas formas de expresión que
sean capaces de manifestar su concepción de la realidad.
Manuel
Peñafiel, considerado uno de los mejores fotógrafos de esta capital, presenta
una exposición más en su ya larga carrera manejando hábilmente la lente en
Galería Arvil ubicada en la Zona Rosa.
Es aquí
donde el mundo fascinante y turbulento de Peñafiel empieza a vivir a través de
su obra, una obra que no dejará de existir puesto que “ yo como fotógrafo soy
un dispositivo accionado que dejará de funcionar cuando mi poder perceptivo se
agote, mientras tanto seguiré materializando pesadillas y esperanzas por medio
de la cámara ” afirmó el artista.
Al ser
entrevistado por OVACIONES, el expositor dijo “ la técnica que utilizo
actualmente es solo la exigencia tecnológica que vivimos hoy en día; y a la
cual se ha implantado los recursos con que contamos para llegar a una imagen representativa del caótico siglo
XX en que nos encontramos ”.
EL
FOTÓGRAFO PRIMITIVO AGONIZA
Para
Peñafiel, “ el fotógrafo primitivo agoniza; hoy en día el fotógrafo actualizado
debe explotar al máximo los recursos que el laboratorio es capaz de brindar,
así mi trabajo ya no es meramente documental, es la combinación de filosofía
visual que cuestiona hacia donde vamos ”.
Entre
pregunta y pregunta y respuesta, saludos, felicitaciones y muestras de
admiración y algunas en las que se leía la interrogativa, el artista continuó “
mi obra es desafío a lo que ellos mismos están protagonizando, ya que pueden
ocultar la realidad en los rincones de su conciencia, de tal manera que lo que
yo realizo es amplificar por medio de la imagen la actitud humana ”-
Sobre su
cuestionamiento, sobre su obra, sobre su persona se han escrito muchas
cuartilla, su personalidad no queda objetivamente definida, tal vez sea, por lo
mismo que explica, respecto a su constante búsqueda de las cosas, sin embargo
en su peregrinar en el mundo de la imagen ha incorporado a la fotografía otros
elementos como la pintura que también él mismo realiza, siempre captando e
imprimiendo un mundo que está en crisis.
¿
Evolución ? título e interrogante que sigue a este artista en su faceta de ser
mutante, dispuesto siempre al cambio.
Peñafiel
al no tener armas y más objetos con los cuales trabajar por tratar de saber la
verdad a este cuestionamiento, utiliza de manera genial y sensible el
laboratorio, fiel amigo y la cámara, compañera inseparable.
¿ Pero
cómo capta él al mundo ? al respecto contesta “ el mundo que me rodea es
realmente primitivo y trágicamente absurdo, en los umbrales del siglo XXI el
hombre sigue siendo una criatura torpe y egoísta. Yo no tengo soluciones, soy
el instrumento que por medio de la fotografía invito al observador a la
profunda meditación sobre lo que hemos hecho con nuestra maravillosa y
desperdiciada existencia ”, finalizó el artista.
©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.
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Texto y Collage de ©Manuel Peñafiel
Los
seres humanos llegamos del Cosmos, fueron los meteoritos los que al caer sobre
el planeta Tierra depositaron moléculas basadas en carbono, los estudios de los
fósiles de rocas antiguas revelan que la vida en este mundo comenzó hace
aproximadamente 4000 millones de años años, la evolución comenzó desde
diminutos microbios simultáneamente en las profundas aguas de los océanos, la
vida también surgió de grietas hidrotermales submarinas de donde se desprendieron
moléculas ricas en hidrógeno elemento clave en el surgimiento de los seres
vivos, fueron moléculas capaces de replicarse a sí mismas, emergiendo con el
transcurso del tiempo el actual replicador ADN.
©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.
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Prólogo
El ser humano todavía se encuentra en estado
embrionario….aún no aprendemos a convivir, el estado familiar se halla frágil y
deficiente, la amistad es difícil de encontrar, los seres humanos somos
embriones en el universo, y nos falta desarrollo interno que nos lleve a una
mejor coexistencia internacional.
Fue en el año de 1979 cuando surgió en mi mente la idea de
realizar otra exposición fotográfica a la que llamaría ¿ Evolución ?, enmarcando
dicho título con signos de interrogación, ya que considero que el ser humano ha
evolucionado científica y tecnológicamente, pero sus sentimientos y emociones
no han evolucionado lo suficiente para lograr convivencia pacífica. La familia
aún es raquítica y defectuosa. No existe la suficiente comunicación entre
padres e hijos. Las naciones no dan a otras, solo comercian, estrangulando las
posibilidades de fraternidad entre los pueblos. Los seres humanos aún nos
encontramos en estado embrionario en lo que se refiere al desarrollo que nos
conduzca a una mejor relación con nuestros semejantes.
Para
desarrollar estas imágenes yo necesitaba fotografiar algunos fetos humanos.
Jaco
un mi amigo, me dijo que su hermana estudiaba en la Facultad de Medicina de la
Universidad Nacional Autónoma de México, agregando que si yo lo deseaba, él
podía llevarme para hacer los arreglos necesarios para obtener mis fotografías.
Le respondí agradecido. que su oferta era indispensable, así que nos llamaríamos para ponernos de acuerdo.
Acudí
a la universidad donde los científicos me permitieron fotografiar a los fetos
preservados ahí. Además acudí a algunos hospitales infantiles donde fotografié
criaturas gravemente afectadas por inanición. El desarrollo de las imágenes
partió desde las primeras formas de vida que emergieron del mar. Las imágenes
mostraron lejanos seres humanos dedicados a la caza, recolección de frutos
hasta tempranas civilizaciones que condujeron a manifestaciones esotéricas y la
invención de religiones. La temática
incluyó aspectos humanos como la consciencia, la imaginación, el deseo, la
soledad, el egoísmo, la amistad, la guerra, el hambre, el suicidio y la
irreligión.
Finalmente
con material galáctico y migajas existenciales armé la exposición ¿ Evolución ?
Para
la inauguración vestí un traje de satén negro. La humanidad no merecía festejo.
Solamente luto juvenil. Una reportera preguntó por qué había utilizado
embriones dentro de las composiciones fotográficas. Respondí que somos seres
con incipiente desarrollo emotivo hacia nosotros mismos y los demás. La mayoría
de las personas están subyugadas por los bienes materiales, poseer les da la
sensación de existir y sentirse alguien. Pero, ¿ qué sucede con la fuente
inagotable que existe en nuestra mente ?. Los seres humanos la desecan
revolviéndose en vorágine consumista que los ha hecho olvidar la riqueza que existe
en los sentimientos, y en la naturaleza aún sin ensuciar.
* * * * * * * * * *
Esa
noche después de la apertura de la exposición volví tarde a mi apartamento en
Tecamachalco. Permanecí en la sala largo tiempo sentado en la obscuridad. Bajo
el umbral de la puerta apareció una silueta blanca. No me inquietó verla, sabía
de quien se trataba. Era una mujer con el cabello de espuma plateada que era
nido de gansos nocturnos. Al verla supe que ella había vivido una existencia
prestada. Los pliegues de su ropa eran de etérea esclava. Princesa descalza.
La
mujer abrió la boca, de esa oscura cavidad salieron destellos de acerina
palpitante. Me preguntó por qué había colocado aquellos signos de interrogación
al título de la exposición ¿ Evolución ? Le respondí que dichas interrogaciones
navegaban hambrientas por devorar la respuesta a ¿ qué somos ? Aquellos signos
de interrogación han visto a ciudades y pueblos. Objetos, ruidos y líneas. Las
avenidas están fatigadas de sostener a tantas vidas que van y vienen con
extraviados horizontes, que sienten o que tal vez ya son insensibles. Allá un
timador que ríe, allá un gusano que llora. Allá una luz que anuncia o una vida
que renuncia. Vidas jóvenes que llevan maletas llenas de falsas convicciones.
La metrópoli está mojada, mi ciudad natal está llorando. Sus habitantes están
ciegos, no saben que sus corazones estarán en una jaula. Ellos no se han
percatado de que están cavando la fosa donde van a sepultar a su propia alma,
si es que todavía les queda un pedazo. La Ciudad de México abrumada está, sus
hijos están violando el origen de su nombre el cual de vigor ya carece. Nombre
que tiene aroma a piedra y brusca historia. Todo se está poniendo sucio, hasta
las alas de los pájaros que caen malditos por la polución ambiental. Todo se
está tornando corrupto y no puedo hallar el camino que nos llevará al buen
final. No puedo caminar sobre las calles de mi ciudad, porque mis pies se
mojarán en charcos de lluvia ácida. Las lágrimas de una ciudad que está
tiritando, porque sus propios hijos robaron sus cinco soles y están escupiendo
sobre sus lunas. A la Ciudad de México la han hecho inhabitable,
irresponsablemente se reprodujeron con arrogante egoísmo sin prever el arduo
destino que les aguarda a sus descendientes.
Cuando
terminé de dirigirme a la mujer, ella abrió de nuevo su boca. Más pensamientos
llegaron a mi cabeza. Nuestro diálogo no era una conversación sonora de
palabras, los pliegues de nuestra intercomunicación flotaban en lienzos
intangibles. Interrogó acerca de cómo había llegado yo a esta situación
personal. La respuesta fluyó de mi entrecejo expresándole. Todo se inició hace
varios años cuando el pelambre empezó a cubrir mi cuerpo, los colmillos se
asomaron remedando dagas de marfil sediento. Mi cerebro revolucionado ya no se
ha detenido al expeler ideas en rehilete de fuego blanco en tonalidades
impacientes. Dejé de comunicarme verbalmente con la gente opté por escribir.
Hice tatuajes entintados e irregulares. De mi boca los sonidos se mezclaron con
gruñidos. Me alejé de la sociedad. Mi ataúd blanco estuvo a punto de asfixiarme
con los autorreproches emanando de su interior. En las noches me desgarran
gitanas homicidas. Mis sueños saben a vinagre invadiendo tiernas camelias
pecosas. Mi automóvil se ha estrellado contra un glaciar eterno de tachuelas.
He despertado en las mañanas con los brazos rotos después de tratar el rescate
de náufragos en oleajes y carnicería. Me han asesinado enormes escorpiones
destrozándome las entrañas con aguijones afilados con el miedo. Mi fatigado
espíritu ha emergido igual a una clara de huevo, espesa e incapaz de
volatilizarse como lo exige la ley del cosmos. Agonizante y desesperado la veo
irse por una alcantarilla. Despierto en el día, siguen las visiones y los niños
huérfanos llueven en universo de pardo olvido. Los perros rojos salen del sol
ladrando agresivos. Cierro los ojos y una mujer devora un reptil. Volteo el
rostro y fantasmas de trapo me acechan con mordidas oxidadas. En ocasiones, mi
mente cansada se arrastra hacia un oasis de esmeraldas rotas. He perdido toda
noción de civilización. Prefiero retraerme a mi gruta de oso paranoico.
La
mujer permanecía en el umbral de la puerta emanando tenue luminosidad. Sus
delgados brazos caían a los costados. En una de sus muñecas portaba un angosto
brazalete de los que les ponen a enfermos con su nombre cuando están internados
en el hospital. A pesar de que la mujer era vaporosamente blanquecina, su
costado izquierdo se veía herido con costuras. Lentamente se movió de lugar. Se
desplazó igual a blanda vaporosa estatua. Ahora de su cabeza salía una columna
de luz hacia arriba.
La
energía en luminoso torrente se topaba contra el techo salpicando gotas
incandescentes. Aquellas palpitaciones eran abecedario energético. La mujer me
estaba diciendo:
Tus
pensamientos son capaces de construir una metrópolis desfilando en tus
párpados. Las ideas alzarán tu cabello, despeinándolo, empujarán y tal vez
bromeen. En ese momento arrodíllate mentalmente en el aire y canta, aunque
creas que de ti no sale música. No importa que en tus manos tengas esponjas
muertas. Las puedes convertir en amorosas convulsiones. Todo se puede
transformar en red de agitación caliente, en relojes con ojos que todo vean.
Imagina que hermoso sería ver correr a niños desnudos, revolcándose en la
hierba y que ésta juguetonamente les pinte el cuerpo. Su desnudez sería tan
verde como la sangre que corre en los espejos. ¿ Te gustaría platicar con la
barranca de los sueños ? ¿ Te agradaría probar lo que es amar al sol ? ¿
Quisieras ver desnuda a la constelación entera ?
A
aquella mujer le repliqué que en ocasiones imagino que los seres humanos
solamente estamos hechos de la corteza del mamey sin poder hundirnos en su
pulpa. Me gustaría volverme la niebla que interrumpe el ardor de la madrugada y
ser blanco en los huesos sin tenerlos helados. Tiemblo cuando toco historia y
no siento algún penacho. Triste me doy cuenta de que en mí no hay sonidos, ni
vasijas, dardos o inmensidad lustrosa.
La
mujer me miró fijamente. Su rostro bondadosamente blanquecino se expandía. Parecía enorme pez
con arena en todo el cuerpo con su piel quemándose en las raíces caoba de la
noche. Sus ojos huecos estaban posados intensamente clavándome con mi propio
temor. De sus cavidades oculares salieron cuatro diminutos potros, con tres
corazones en las pezuñas, sus jadeos fundieron lo oculto.
De
nuevo la escuché, de su interior emanó sonido enérgico que hizo vibrar algunos
objetos que estaban en los libreros de la habitación. Ella dijo:
Tu
solamente debes encontrar la verdad y lo trágico es que la buscarás solo. Solo
como naciste, solo como dudaste. La verdad es la amante del solitario que se
atrevió a buscarla.
El
sonido continuaba emanando de ella. Salía e inundaba el ambiente. Parecía que
el aire se solidificaba con sus sentencias: Renuncia a la monotonía, apodérate
de un helecho magnético, revuelve la lógica, aventúrate en solsticio, mastica
cerro huichol, bebe libertad personal, apresúrate y ordeña al dragón, abandona
ese mapa rural, diseña hoyos negros ahí arroja los desechos, muerde la carne de
sirena, enciende los topacios años luz, calza sandalias y agujetas de
asteroide, peina tu melena con lo que tú aspires ser.
*
* * * * * * * * *
La
figura femenina volvió al umbral de donde había aparecido esa noche, como si
ahí fuese un lugar especial. Pensé que algo iba a suceder nuevamente, pero me
di cuenta de que estaba desapareciendo. No deseaba que lo hiciera. En ese
momento sentí ahogarme con todas las lágrimas no lloradas, detenidas en mis
ojos para no ser vistas. Vi un clavel de mármol rojo en la mirada de un color
dormido, oí la conversación entre las palomas posadas en las cornisas del
edificio, una corona de limones apretó mis sienes.
No
te vayas, supliqué. ¿Por qué volviste?”. Su silueta se disolvía, aún así me
respondió: “Hace cuatrocientos nacimientos que te amo. Cuando la luz no se
cuajaba todavía. Cuando la tierra tenía miedo de formarse. Y los caminos
existían flotando en los futuros. Cuando las grietas no decían algo en mis
labios. Cuando los temblores se parecían a la música y mis dedos no echaban
raíces en mi cuerpo. Cuando todo no existía. Cuando la nieve de mis lágrimas no
se derretía. Cuando los aires tropezaban con el cielo. Hace cuatrocientos
ayeres yo ya te amaba”.
El
espectro femenino se fue haciendo angosto. Su luminosidad parecía contraerse.
Quedó de ella una raya vertical, parecida a la hoja de un cuchillo. Corrí y
quise sujetarla. Estiré los brazos y cerré los puños. Un agudo dolor hizo
flaquear mis fuerzas, las rodillas se doblaron y caí al piso. En la oscuridad
sentí que algo escurría de las palmas de mis manos, supe que era sangre. Era
tristeza líquida, brotando de herida provocada por la ausencia.
©Manuel Peñafiel
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Texto y Fotografía de ©Manuel Peñafiel
La amistad meloso alud de hipócritas elogios. La mayoría de
los burócratas son parásitos del erario público.
El sistema familiar es raquíticamente defectuoso y
malfuncional. La comunicación entre padres e hijos es insuficiente, la
malcrianza prolifera en todos los estatus sociales, la irresponsable
reproducción natal omite garantizar venturoso porvenir a la progenie.
Al planeta Tierra no se le respeta, la industria y las
inmobiliarias han ensuciado y devastado a la fauna y la ecología.
Las religiones son delirios colectivos en beneficio de
codiciosos y depravados clérigos.
Naciones poderosas estrangulan a países vulnerables para
imponer dictaduras que les faciliten saquear recursos naturales, la ambición
lucrativa es la peste mundial que destruye las posibilidades de armonía entre
los pueblos.
Los seres humanos aún nos encontramos en estado embrionario
en lo que se refiere al sano desarrollo que nos conduzca a esplendorosa
convivencia con nuestros semejantes.
Por estas y otras razones, en el año de 1979 surgió en mí la
idea de realizar una exposición fotográfica a la que llamaría ¿ Evolución ?,
enfatizando dicho título con signos de interrogación, considero que el ser
humano ha evolucionado científica y tecnológicamente, sin embargo, sus sentimientos
y emociones no han progresado suficientemente para lograr la fraternidad
pacífica en este mundo.
©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.
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está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y
Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines
didáctico - culturales sin omitir el nombre de su autor y los créditos de las
fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro.
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La Familia
Texto y Fotografía Construida de ©Manuel Peñafiel
Muchos padres procrean sin aún madurar emocionalmente, desahogando su
frustración y amargura sobre sus vástagos que crecen inseguros y desorientados,
acumulando desconfiado egoísmo que los acompañará en su fragmentado futuro.
Es frecuente que los padres decidan la ocupación a la que deben
dedicarse sus hijos, modificando sus vidas de la misma manera en que acomodan
los muebles de su casa.
Existen jefes de familia con arraigada idiosincrasia religiosa que implantan
a sus descendientes, mientras sus esposas miran devotamente amuletos de
crucifijo colgados en la pared, o elevan sus plegarias hacia un dios
inexistente carente de rostro.
En ocasiones, los hermanos consanguíneos suelen ser mutuos accidentes
biológicos llegándose a detestar alimentado su rencor por envidias, compitiendo
por el favoritismo paternal o maternal encaminado a obtener patrimonios de
propiedad o monetarios, despedazándose entre sí en pos de una herencia
infectada con pleitos legales.
Hijos con obesidad con imitados hábitos alimenticios que ven en sus
padres, o chiquillos anémicos y descalcificados por un padre o una madre
fanáticos del veganismo.
Descarnando el mito de que la familia es el edén hogareño, abundan las
familias
disfuncionales en que la agresión de los padres a los hijos los obligan
a huir de
casa, sucumbiendo bajo la depresiva neurosis.
©Manuel Peñafiel
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El hambre 1979
Texto y Fotografía de Manuel Peñafiel
Muchas personas cuando sienten hambre sencillamente abren su refrigerador
buscando algo para mitigarla, otras cocinan en casa, acuden a un restaurante,
fonda, taquería, o sencillamente ordenan una pizza vía telefónica. Sin embargo,
en el planeta Tierra débilmente deambulan más de 821 millones de seres humanos
aquejados por la hambruna; en varios países los gobiernos demagógicos alardean
del crecimiento económico, pero la realidad es que una gran mayoría padece
desnutrición.
Las naciones poderosas invierten millones de dinero en armamento
bélico, viajes espaciales tripulados, telescopios enviados al firmamento, robots
a control remoto que suben y bajan las empedradas cuestas de Marte, derrochando
recursos financieros en absurdas pretensiones por emigrar a algún inalcanzable
mundo para habitarlo una privilegiada élite, mientras aquí sigue sin remediarse
el desquiciamiento climatológico ocasionado por el calentamiento global,
permaneciendo irresoluto el ultraje a la ecología y a la fauna.
Los corruptos gobiernos pisotean la dignidad humana, a lo largo del
transcurso de la historia, los tiranos se han embolsado los impuestos pagados
por los ciudadanos, los insaciables clérigos despilfarran dinero en suntuosos templos
religiosos para continuar sometiendo a sus dóciles rebaños humanos, mientras los
campesinos viven polvosos días sin porvenir alguno, los obreros marchitan sus
vidas igual que topos encerrados.
En este mundo existen millones de seres humanos que padecen inanición, la
irresponsable procreación continúa arrojando niños y niñas que crecerán con lastimoso
hueco en el estómago, anemia afectiva y ayuno de cariño.
El hambre es la bastarda del fraude burocrático, madre del delito y
desesperada impulsora al crimen.
©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.
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El
Sol
Texto
y Fotografía de ©Manuel Peñafiel
Probablemente
el Sol fue el primer portento natural venerado por los terrícolas, esta
estrella gigante así como los demás astros aparecían y se ocultaban misteriosa
e inexplicablemente para los nómadas primitivos.
Sin
embargo, cuando el portento humano conocido como inteligencia comenzó a
germinar mentalmente, surgieron curiosos observadores que descubrieron paulatinamente
la rotación del planeta Tierra, y los incontables e inacabables sucesos
cósmicos.
Mis
antepasados indígenas en el Antiguo México construyeron observatorios
estelares, inscribieron sobre la roca con el golpe del pedernal exactos
calendarios y cálculos matemáticos.
Los
mexica de donde yo desciendo, veneraban a Tonatiuh Sol el dador de la vida y
energía; por lo tanto, al elaborar esta fotografía construida a la que intitulé
El Sol, acudió a mi mente el embrión de un complaciente perro, ya que esta cálida
criatura solía acompañar a las lejanas tribus chichimeca, y sus dueños para
abatir el frío dormían con ellos para reconfortarse con su calor durante las
gélidas noches del desierto norteño.
Trágicamente,
la codicia gubernamental, industrial, bancaria, inmobiliaria y comercial ha
despojado de su bondadosa hospitalidad a nuestro planeta Tierra; el hoyo en la
capa del ozono perforada por la irresponsable tecnología, es y será perenne
amenaza ecológica.
El
calentamiento global provocado por la deforestación, la irresponsable sobrepoblación
despojada de control natal, la voracidad petrolera, fabril, minera y automotriz
han depredado nuestro habitat; ahora el can que habita en el Sol se halla
furibundo y muerde impíamente a los seres humanos que egoísta y criminalmente
están destruyendo nuestro ya patético hogar, el cual infectado también por la
proliferación bélica nunca ha merecido un digno sitio en el Universo; durante
siglos la sangre y el dinero han manchado el errático y frecuentemente perverso
sendero humano.
©Manuel Peñafiel
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