Retrato del pintor Carlos Mérida - Texto y Fotografía de ©Manuel Peñafiel - Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano

Retrato del pintor Carlos Mérida
Texto y Fotografía de ©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano


El restaurante La Pérgola en Avenida de Los Insurgentes de la Ciudad de México, era el sitio donde todos los jueves se daban cita para comer el pintor Carlos Mérida
( 1891 - 1984 ) y el cronista Carlos Monsiváis ( 1938 - 2010 ), yo los acompañaba para disfrutar de su interesante charla, además de la intención de captarlos fotográficamente en actitudes espontáneas, desgraciadamente cada vez que trataba de enfocarlos con la lente, Monsiváis me amenazaba.
- ¡ Peñafiel, si no me quitas esa cámara de enfrente, la arrojo a la sopera de donde me está sirviendo el mesero !
Y luego, Mérida añadía severamente en tono grave.
- Con la boca llena no quiero aparecer en ninguna de sus fotos.
Así que no me quedaba más remedio que resignadamente devolver mi aparato fotográfico al estuche, y disfrutar la conversación de aquellos personajes.
En aquel entonces corría el año 1975, el escritor mexicano Carlos Monsiváis tenía treinta y siete años de edad, el maestro Carlos Mérida contaba ya con ochenta y cuatro, y yo veintisiete. A pesar de la diferencia de edades, todos nos esforzábamos con el ánimo de difundir la cultura por medio de nuestras respectivas labores, sus coloquios sazonaban aún más la sabrosa comida italiana servida en aquel agradable ristorante, donde yo los escuchaba libando el aromático vino rosso; soy un individuo que frecuentemente prefiere reflexionar en vez de conversar, hablar es efímero escribir casi eterno.
Sin embargo años después, finalmente la buena suerte me favoreció y pude retratar furtivamente al pintor guatemalteco naturalizado mexicano, mi oportunidad surgió durante una reunión en casa de conocidos mutuos, donde Carlos Mérida estaba charlando despreocupadamente, yo me oculté detrás de un árbol del jardín, y desde mi escondite con el telefoto pude enfocar su rostro aderezado con su melena nívea, bañada con la luz matinal de aquel placentero día domingo.
Nuestros anfitriones me insistieron en que me quedara a comer, pero preferí regresar a mi departamento en Tecamachalco, donde una de sus habitaciones la había acondicionado a manera de cuarto obscuro,  ansiosamente revelé el rollo de negativos a color, y ahí colgado en la secadora pude vislumbrar con beneplácito que al fin había capturado el perfil maya quiché de Carlos Mérida.
Me sumergí en los catálogos de sus pinturas para asimilarlas y ser capaz de diseñar una fotografía construida que representara un cierto periodo de su producción, así que recorté micas de plástico translúcidas emulando el estilo geométrico que Mérida solía trazar, aquel fondo multicolor lo iluminé por atrás para insertar ahí su retrato, el cual amplificado a gran formato de 70cm x 100cm se lo obsequié enmarcado en 1980.
Carlos Mérida quedó tan complacido, que a partir de entonces, el maestro exigía a los curadores de los museos que su efigie fotográfica fuese colgada a la entrada de sus exposiciones itinerantes, su reacción me brindó rebosante alegría.
©Manuel Peñafiel
Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.
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