El parecido no se roba se hereda - Relato y Fotografías de ©Manuel Peñafiel - Escritor y Documentalista Mexicano - El título de esta narración se me ocurrió por aquel refrán que dice: Quien lo hereda no lo hurta. - Mi abuelo materno Humberto Ruíz Sandoval ( 1894 – 1973 ) anhelaba cursar la carrera universitaria de arquitecto, sin embrago, la vida le tenía reservadas tristezas y dificultades, sin embargo, a lo largo de su vida nunca se disiparon de su personalidad la bondad y gentileza. El estallido de la Revolución Mexicana de 1910 le destruyeron a mi abuelo sus planes de estudio, y al quedarse sin padre no tuvo más alternativa que buscar variados empleos para mantener a su madre Odona. Con el transcurso del tiempo, se casó con mi abuela Josefina Pesquera (1907 – 1996 ), ella también sobrevivió los estragos del conflicto armado durante su ardua infancia, soportando hambre y pobreza después de que su padre Daniel se uniera a las tropas del General Felipe Ángeles para combatir la dictadura de Porfirio Díaz. Mi bisabuelo Daniel cayó bajo la metralla del ejército opresor, quedó tendido agonizante en el campo de batalla…en aquellos tumultuosos días, su cadáver jamás fue recuperado…mi bisabuela Lola se vio forzada a lavar ropa ajena para ganar algo de dinero con que alimentar a sus críos. La joven Josefina consiguió trabajo tras el mostrador atendiendo a los clientes de la Mercería El Nuevo Japón, antaño ubicada en avenida de Los Insurgentes, posteriormente trabajó de cajera en La Maison de Lux, prestigiada tienda de ropa importada de París para damas; según me platicó mi abuelo Humberto, Josefina era muy bonita, así que cuando una cliente deseaba ver como se miraba puesta determinada prenda, la dueña de la tienda le indicaba a Josefina que la modelara; continuando con su charla, mi abuelo Humberto me dijo que una soleada mañana que él caminaba por el Centro de la Ciudad de México, vio a mi abuela Josefina sentada tras la caja registradora colocada cerca de la entrada de dicho almacén…y a partir de aquella ocasión comenzó a cortejarla. Mi abuelo Humberto ya estando casado con mi abuela Josefina viajó a la Ciudad de Chihuahua aceptando el puesto de Director del periódico El Norteño, sin embargo, su honestidad le hizo repudiar la corrupción que prevalecía en aquella entidad, la cual desgraciadamente aún perdura en la actualidad en varios medios informativos, así que mi abuelo renunció a su cargo y regresó a su natal Ciudad de México, donde prontamente se colocó como reportero del periódico Excelsior. En la década de los años 50, siendo niño yo pasaba mucho tiempo en la casa de mis abuelos maternos; recuerdo que varias veces mi abuelo recibió avisos por teléfono para ir a cubrir algún sorpresivo evento o percance; en 1957 lo acompañé al día siguiente del incendio ocurrido en los Estudios de Cine Tepeyac, los bomberos habían declarado que ya no existía ningún riesgo para los reporteros que deseaban cubrir la noticia, observando los destrozos mi abuelo Humberto hacía anotaciones en una pequeña libreta mientras escuchaba las declaraciones de los trabajadores, y de vez en vez tomaba fotografías. Siempre interesado en la superación de la juventud, a mi abuelo Humberto Ruíz Sandoval se le ocurrió escribir una columna en el periódico con el título de Lecciones Industriales, en la cual describía profesiones y oficios para orientar a los estudiantes ayudándolos a escoger su vocación. Posteriormente el diario Excelsior publicó tres tomos de la Enciclopedia Industrial para formar conciencia en la juventud, cuyo autor fue mi abuelo. Debido a un padre ausente, mi abuelo Humberto se convirtió en mi figura paterna, niño y adolescente introvertido, la fotografía y mi rudimentaria poesía eran los medios para expresarme, mi lenguaje escrito prontamente fue apreciado por mi abuelo Humberto, quien me obsequió el diccionario de sinónimos y antónimos que él mismo consultaba para redactar sus artículos periodísticos. A partir de 1999, surgió en mí la idea de enviar colaboraciones culturales a diversas revistas y periódicos, sin embargo, en aquel entonces no lo hice por imitar a mi abuelo, sino sencillamente se me ocurrió, y no transcurrió mucho tiempo para recapacitar que en mi subconsciente habían quedado genes del tenazmente honesto periodista Humberto Ruíz Sandoval. Cierto día durante la década de los años 60’s, nos encontrábamos visitando a mi abuelo paterno Ricardo Peñafiel Asiain ( 1888 - 1972 ), y él enterado de mis garabatos poéticos para incentivarme me obsequió de su propia biblioteca un hermoso volumen con las Obras Completas del poeta Ravindranath Tagore, originario de Calcuta, India. Mi abuelo Ricardo fue hijo de campesino y maestra rural de San Miguel Regla, Estado de Hidalgo; de niño perdió a sus padres una tía lo trasladó a la capital, en aquella época, era costumbre repartir a los huérfanos entre la parentela, así que mi abuelo Ricardo para evitar que su hermanito y hermanitas fueran desprendidos del racimo cual infortunadas uvas, a la tía que los había hospedado decididamente le informó que él trabajaría en una miscelánea para ganar dinero, ayudando en la manutención de los chiquillos. Debido a esto mi abuelo no pudo asistir a ninguna escuela, pero esto no le impidió llegar a ser un hombre autodidacta que acumuló abundante sapiencia durante su vida. Durante la Revolución Mexicana de 1910, mi abuelo paterno Ricardo trabajó en los Almacenes Generales, lo cual como empleado le daba ciertas facilidades para conseguir alimentos descontados de su salario, en aquellos tiempos él ya pretendía a mi abuela Mercedes Sánchez Bauchester ( 1893 1956 ) hermana de un amigo suyo, así que una noche se ensució el rostro con tizne y en un viejo costal escondió algunos víveres, disfrazado de carbonero burló el toque de queda, y cuando llamó a la puerta de la familia de mi abuela dijo que deseaba verla, todos quedaron sorprendidos por la forma en que aquel extraño bromeaba con ella, no transcurrió mucho tiempo para que mi abuela Mercedes lo reconociera, y al comunicarle a sus parientes la verdadera identidad de aquel sorpresivo visitante, las alegres risas iluminaron la noche; en aquel tiempo en que la comida escaseaba, en repetidas ocasiones mi abuelo Ricardo recurrió a su ingenioso disfraz para llevarle comida a la que sería su familia política. Mi abuelo Ricardo tuvo un primo llamado Antonio Peñafiel nacido en Atotonilco el Grande, Hidalgo en 1830, y fallecido en 1922 en la Ciudad de México. El Doctor Antonio Peñafiel, además de ser médico, químico, científico y catedrático llegó a ser prominente autoridad en historia de México. Participó en la Fundación del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía; en 1895 él dirigió el primer censo nacional en México, siendo uno de los miembros fundadores de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. Mi tío abuelo Antonio Peñafiel fue autor de numerosos libros, entre ellos destacan los títulos: Memorias sobre aguas potables de la capital de México, El Calendario Azteca o Piedra del Sol, Indumentaria antigua y Vestidos guerreros y civiles de los mexicanos, y Nombres geográficos de México, en dicho volumen explica el significado de los nombres de lugares ( topónimos ) provenientes del idioma Náhuatl. Antonio Peñafiel colaboró con los Generales Ignacio Zaragoza y Jesús González Ortega, siendo uno de los valientes médicos que entre los disparos se encargaron de atender a los mexicanos heridos en combate, durante la Segunda Intervención Francesa ocurrida entre 1862 y 1867. Aquí cabe mencionar que La Torre Eiffel construida por el Ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel se inauguró especialmente para la Exposición Universal celebrada en París en 1889. Numerosos visitantes que acudieron a la Exposición Universal celebrada en la capital francesa viajaron desde su país de origen; diversas naciones montaron exposiciones acordes a sus características propias; mi tío abuelo Antonio Peñafiel fue el encargado de idear y montar el pabellón que representaría a México, culminando su creación con la réplica de una pirámide rememorando las civilizaciones del México antiguo. Lo aquí narrado corresponde al título de este texto, ya que desde hace algunos años, surgió espontáneamente en mí el interés por publicar libros y aportar colaboraciones culturales a diversos periódicos y revistas…ahora disfrutando la tecnología vigente subo mi prosa y fotografías a Internet. ©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre del autor Manuel Peñafiel y su crédito por las fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning its author Manuel Peñafiel and his credit for the photographs. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares