Cultura Totonácatl ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano.

Cultura Totonácatl ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano. En el actual Estado de Veracruz en la República Mexicana, fue donde la selva me devoró durante imprevistas horas; extasiado con la abundante foresta perdí el rastro de la vereda lugareña, la espesura de los árboles impedía ver hacia qué ángulo se inclinaba el sol para así orientar mi retorno. El agobiante bochorno me hacía transpirar, y el maletín donde acostumbro llevar mi equipo fotográfico se hacía cada vez más pesado debido al cansancio. Opté por descansar, no sin antes, cerciorarme de que ningún alacrán prieto colotl, araña tocatl o serpiente coatl se hallara debajo del tronco donde decidí sentarme. Cuando me secaba la humedecida cara con mi paliacate rojo, escuché unas risitas a mi espalda, viré el rostro para averiguar de quiénes se trataba, sin embargo, no distinguí persona alguna, mi vista solamente se topó con el verde abanicar de las hojas acariciadas por el aliento tropical. Las vocecitas parecían estar cerca, aún así no había presencia humana, de pronto, el aleteo de las aves emprendiendo el vuelo anunciaron una repentina aparición; se trataba de dos niñas de aproximadamente cinco Universos de edad, aunque por momentos sus rostros adquirían los rasgos de la vejez Sideral. Ellas al verme tan sorprendido, dejaron escapar más de sus risas de caoba y clorofila. Yo soy la Luz, dijo la primera con marcado orgullo, sin mí nada ni nadie existiría, y tú no serías capaz de hacer tu labor de fotógrafo; te hemos estado observando, y nos ha divertido la manera en que haces accionar tu cámara, pareciera que lo haces hambriento por devorar todo a tu alrededor. Cuando Luz terminó de hablar, la otra niña se presentó a sí misma: Yo soy la Sombra, ya que de no ser por mí, todas las criaturas en este bosque perecerían devoradas por las agobiantes altas temperaturas; gracias a mí, la Naturaleza dibuja los contornos sobre praderas y montañas para que los caminantes no extravíen su itinerario, pero no cabe duda de que tú eres citadino desacostumbrado a las silvestres circunstancias, razón por la cual te despistaste, pero eso ya no importa, ahora que te hemos encontrado, te mostraremos el camino de regreso a tu camioneta.
Y de paso, te platicaremos que en estos parajes residió la cultura Totonácatl de la costa del Golfo de México. El Tajín, el lugar donde comenzaste a activar tu aparato fotográfico antes de que te desencaminaras, aloja a la Pirámide de los Nichos; los cuales son trescientos sesenta y cinco, asociados a los días del año, las trece grecas de la escalera representan los días de la semana indígena; aquí se alojó un importante centro ceremonial de esta civilización, cuyo florecimiento ocurrió entre los años 800 y 1150 de tu calendario. El aspecto de aquel par de niñas se transmutaba conforme continuaban con su relato, los claroscuros de la jungla las transformaban por momentos en dos ancianas, y cuando la brisa movía el follaje, volvían a modificarse; eran dos seres de tiempo y arena, de guijarros y arroyo, de piedra e historia olvidada, sus palabras fluyeron en melancólico murmullo al decirme que en aquellos territorios residieron pueblos de tersa piel famosos por la belleza de su físico; hablaban varios idiomas, principalmente el Náhuatl, el Otomí y el Huastécatl. El nombre de la etnia Totonácatl proviene del idioma Náhuatl…Totonqui significa caliente; y Nácatl carne, por lo tanto, Totonácatl, sería: La calidez del ser humano. La exuberancia vegetal y climática de la región coincide con el temperamento de sus amables pobladores. Hermosas piezas de piedra labrada con efigies humanas son algunos vestigios que nos invitan a asomarnos a una sociedad a veces alegre y juguetona, donde los artistas elaboraron figuras de barro cocido con sonrientes rostros, cuya expresión facial es rara en el arte de Mesoamérica. Aunque también, existen altos relieves tallados en los templos, donde se puede ver a los sacerdotes abriendo el pecho de las víctimas en sacrificio para extraer el corazón y ofrendarlo a los dioses; aunque algunos opinan que esto es simbólico.
Los danzantes con sonajas en las manos y tobillos solían ser el preámbulo en las ceremonias del Juego de Pelota, sobre aquellos vetustos senderos caminaron apuestos hombres con aretes de jadeíta adornando sus orejas, y mujeres tostadas por el sol, maquilladas con el rojo grana, extracto de polen, y delineados con alquitrán el contorno de sus ojos y labios; este tipo de maquillaje perdura en los tesoros hallados por los arqueólogos, un ejemplo es la escultura que representa a la diosa Chicomecóatl Siete Serpiente patrona y protectora del maíz. Desgraciadamente, los bravíos guerreros Totonaca cometieron trágico e irremediable error al brindarle su ayuda al homicida encumbrado Hernán Cortés en el siglo XVI; aquel invasor español había llegado a estos litorales con solamente quinientos hombres, y los nativos con el afán de liberarse del yugo del imperio Mexícatl le proporcionaron a Cortés miles de guerreros para vencer a Tenochtitlan, la capital de dicho emporio. Una vez lograda la debacle de los Mexica, los españoles esclavizaron a los Totonaca, junto con las demás etnias que les habían brindado apoyo bélico con la misma intención; aquellos varoniles combatientes indígenas fueron humillados bajo el látigo de la Inquisición Católica para que cargaran las piedras con las que se erigieron las iglesias, la demás población aborigen fue esclavizada para cavar en las minas y laborar en las haciendas de los invasores europeos. Después de esta significativa explicación, aquellas criaturas llamadas Luz y Sombra me dijeron que era tiempo de despedirse, ya que su misión era auxiliar a los caminantes inexpertos. Yo les di las gracias, y ellas me respondieron con tonos similares al canto de las alondras veraniegas: Eres fotógrafo con afán de compartir imágenes con los que no han sido capaces de presenciar lo que tú afortunado has capturado, preservando irrepetibles momentos a través del Tiempo; quizás después de tu muerte, dichas obras perduren de manera tu vida no haya transcurrido en vano. ©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre del autor Manuel Peñafiel y los créditos de sus fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning its author Manuel Peñafiel, and the credits for his photographs. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes.
©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre del autor Manuel Peñafiel y los créditos de sus fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning its author Manuel Peñafiel, and the credits for his photographs. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes.
Trayectoria de Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. La obra fotográfica de Manuel Peñafiel ha sido presentada en: Rusia, Francia, Bélgica, Turquía, España, Italia, Cuba, Japón, Polonia, Bulgaria, República Checa, E.U.A., Indonesia, República Popular China, y Los Países Bajos. En México sus fotografías se han exhibido en: El Palacio de las Bellas Artes, Museo de Arte Moderno, Museo Universitario del Chopo, Museo Nacional de las Culturas, Museo Felipe Santiago Gutiérrez, Museo de la Ciudad de Cuernavaca, Centro Cultural Jardín Borda del Instituto de Cultura de Morelos, La Cineteca Nacional, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Museo Ex Convento de Tepoztlán, Museo de Arte Indígena Contemporáneo, y Casas de Cultura diseminadas en su país. Autor de los libros: Cavilaciones, Kinver o la rueda con el alma 19, El Estado de México, México, Carne, Los Médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social, Niños de México, Conjuros y Deseos, Emiliano Zapata un valiente que escribió historia con su propia sangre. Productor y Director de Fotografía de los documentales: Pasión por la Luz, Los Últimos Zapatistas Héroes Olvidados; Pancho Villa la Revolución no ha terminado. Manuel Peñafiel ha sido premiado por su Excelencia Fotográfica, Cinematográfica y Contenido Histórico y Social de su obra. Manuel Peñafiel acumula en su carrera una extensa hemerografía, su obra fotográfica ha sido reproducida y reseñada en periódicos y revistas publicadas en el ámbito nacional e internacional, merecedor a reconocimientos públicos por su trayectoria artística y aporte a la cultura. La biografía de este creador se encuentra en La Enciclopedia de México Tomo XI. ©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre del autor Manuel Peñafiel y los créditos de sus fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning its author Manuel Peñafiel, and the credits for his photographs. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes.

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