Tollan, reino de Quetzalcóatl ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano.

Tollan, reino de Quetzalcóatl ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano En Náhuatl nuestro idioma ancestral, Toltecatl significa maestro o hábil trabajador, así se autodefinía este pueblo de hábitos pacíficos y gustos refinados, entregado principalmente a las artes, la arquitectura, la agricultura, la medicina herbolaria y la elaboración de esteras, tapetes y cestería de junco entrelazado, de ahí que su nombre haya quedado como sinónimo de artista. Alrededor del año 667 se inicia la época de los Tolteca; con ellos comienza la historia escrita en el antiguo México. Durante la primera mitad del siglo 11 resalta el rey Topiltzin Ce Ácatl también llamado Quetzalcóatl Serpiente Emplumada, ya que siendo él mismo un sacerdote al servicio del antiguo dios tomó su nombre en señal de reverencia.
Este soberano erigió la ciudad de Tollan, cuyo significado es Cerca del tule, ahora conocida como Tula en el Estado de Hidalgo de la República Mexicana. De Tollan se decía que los muros estaban recubiertos de oro y plata con incrustaciones de plumas y preciosas gemas, existían calles de urbanización inteligentemente trazada, un bullicioso mercado, templos; los ciudadanos convivían civilizadamente en pulcros barrios con casas de adobe dignamente erigidas, y arriba de una colina enjardinada se encontraban severos gigantes pétreos investidos de equipo bélico, estas figuras esculpidas por refinados estatuarios representaban a guerreros celestiales protegidos con corazas invencibles, estos tótems custodiaban la suntuosa riqueza orfebre y cultural que logró acumular aquella erguida etnia autodenominada los Tolteca, seres de conocimiento visionario.
Durante su gobierno, el rey Topiltzin Ce Ácatl autonombrado Quetzalcóatl adquirió tal prestigio que su fama transcendió fronteras y su dinámica personalidad se fundió con la del antiguo dios del mismo nombre, a quien se le atribuía ser el padre de la agricultura, inventor del calendario, pionero de la astronomía, la música, la literatura y la medicina. Topiltzin Ce Ácatl Quetzalcóatl substituyó el cruento culto de los sacrificios humanos ofrecidos al dios Tezcatlipoca por la devoción meditativa, sin embargo los rancios adoradores de Tezcatlipoca despreciaron los rituales renovados por el pacifista gobernante, las intrigas y rivalidades palaciegas le costaron perder influencia sobre el pueblo, su injerencia en la política se debilitó; y finalmente sus oponentes adquirieron la fuerza suficiente para derrocar a Topiltzin Ce Ácatl Quetzalcóatl, quien abdicó voluntariamente para evitar el derramamiento de sangre en inminente guerra civil entre facciones contrarias. Al redactar estas líneas puedo imaginar la desolación causada en Tollan por la forzada renuncia del monarca Quetzlacóatl, quien al abandonar la esplendorosa Tula se llevó consigo la luminosidad de un estadista progresista; cuando este generoso dirigente abandonó su trono, las desconsoladas mariposas se derribaron voluntariamente de su etéreo vuelo al ver partir a tan noble personaje, las flores se desvanecieron en amnésico color, desde entonces, el maíz nuestro venerado sustento quedó desprotegido y en este siglo 21 la advenediza técnica transgénica extranjera lo profanó.
En su voluntario exilio Quetzalcóatl peregrinó en tortuosa soledad, llegando hasta la lejana península Maya, donde su significativa presencia dejó su efigie llamada Kukulkán. Fueron las rugientes aguas del Golfo de México las que detuvieron el legendario itinerario de Quetzalcóatl, en aquellas playas se embarcó en una balsa tejida por él mismo con ávidas serpientes aliadas y navegó incansablemente hacia el Oriente para renovarse con cada amanecer, su áurea fue tan poderosa que aquella luz se incrustó en la estrella del alba. Esto que escribo se deriva de mi visita a Tollan - Tula, la antigua residencia de Quetzalcóatl, donde sin duda puedo asegurar que escuché a una robusta parvada de golondrinas pregonando la promesa de aquel soberano de que algún día retornaría para recuperar su autoridad arrebatada. En la actualidad al dejar yo de creer en dios alguno y atribulado por la agónica solidaridad que azota a mi desollada Patria, desearía yo que retornara Quetzalcóatl para restaurar la dignidad cívica. ©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual. Sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre del autor Manuel Peñafiel y los créditos de sus fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning Manuel Peñafiel as the author, and his credit for the photographs. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes.
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