Los clavos de Jesús ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano.

Los clavos de Jesús ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano. La iglesia estaba vacía, los feligreses siempre tomaban asiento en las polvosas bancas para rumiar, mientras el sacerdote impartía su sermón con bovina dicción, afuera la oscuridad devoraba toda alegría, las personas en sus hogares vegetaban consumiéndose en el cotidiano tedio, en las cantinas hombres y mujeres se idiotizaban para evadir su inútil existencia, pandilleros se acribillaban por la espalda, los mandatarios pensaban en cómo enriquecerse, otros elucubraban pretextos para provocar lucrativas guerras, los burócratas miraban el televisor ideando diferentes formas de ponerles trabas a los ciudadanos que acudían a sus ventanillas, quienes irremediablemente se verían forzados a proporcionarles algunos arrugados billetes para solucionar sus problemas; en ciudades y pueblos se acumulaba la basura revuelta con cadáveres desmembrados de rivales en el tráfico de drogas, los ríos arrastraban envenenadas vertientes con sustancias industriales, en los mares y océanos flotaban repugnantes islas formadas por desechos plásticos…incontables peces y moluscos morían atrapados entre los desechos. En aquel silencioso templo Jesús crucificado ya no experimentaba agonía, las náuseas provocadas al pensar en los crímenes que se habían hecho en su nombre le ahorcaban la garganta, estaba asqueado por los clérigos y predicadores parásitos llamándose a sí mismos portadores de la verdad. Hastiado estaba de la enfervorecida multitud que solamente se acercaba a él para obtener favores, curaciones y beneficios materiales, de otro modo ni siquiera pensaban en su salvador. Jesucristo jaló su mano derecha para liberarse del clavo que la sometía, tendones musculares, cartílagos y venas se desgarraron lastimosamente, aquel clavo quedó incrustado en el madero, con dicha mano extrajo el clavo que mantenía a su mano izquierda esclavizada al mito, con la izquierda liberada se sujetó al brazo de la cruz para no caer de bruces, manteniendo el equilibrio se agachó al sedile de la cruz donde apoyaba sus pies para arrancar el clavo inferior; finalmente sacó el tercer clavo que había martirizado a su mano derecha, la cual ya no concedería bendiciones. El predicador judío abandonó aquella iglesia construida y ornamentada de manera escenográficamente teatral, buscó los callejones más oscuros para no ser visto alejándose de aquella contaminada ciudad; llegó a la campiña desde donde escaló un cerro, sentado sobre la hierba esperó el amanecer; cuando el Sol estuvo en su zenit Jesús lanzó un clavo al corazón del astro, flamígeras explosiones refulgieron encolerizadas, Jesús lanzó otro clavo hacia el ártico acelerando el descongelamiento de glaciares. ¡ Esto es lo que se merecen holgazanes, inmundos, apáticos, indolentes, irresponsables, viciosos, homicidas, hipócritas seres humanos ! Desde remotas épocas, hombres, mujeres y niños han adorado al Sol considerado un dios; en Sumeria era nombrado Utu - Shamash, Mihtra en Persia, Ra en Egipto, en India lo llaman Surya, Ngai en África, Amaterasu es la diosa solar de Japón, en Grecia lo llamaron Helios, en Roma fue Apolo, Balder luminoso dios para los Vikingos, Unelanuki diosa solar Cherokee, Itzamná Señor de los cielos, del día y de la noche en las regiones habitadas por los Maya, Tonatiuh dios del Sol para los Aztecas; y muchos otros nombres más ha recibido, sin embargo, el Sol dejará de ser venerado como un dios…sino que será nombrado el Exterminador. Los hebreos creen que un dios omnipotente creó al Universo, junto con todo ser viviente que habita en la Tierra; mi padre José el carpintero fue un anciano que regresaba a casa exhausto por las exigencias de su trabajo, adusto y callado jamás charló conmigo, permaneció ausente en mi vida emocional; este vacío paternal intenté llenarlo buscando a mi padre celestial; sin embargo todo fue una ilusión; cuando yo agonizaba crucificado le pedí auxilio a mi dios padre sin obtener respuesta…lo último que recuerdo es haberle recriminado: Dios mío, Dios mío, ¿ por qué me has abandonado ? Comprendiendo que había sido inútil guiar a mis semejantes por el buen camino, antaño yo decidí dejar de sermonearlos, mis planes eran formar una familia con María Magdalena; pero ustedes pedigüeños humanos se obsesionaron en inmortalizarme propagando la leyenda de mi resurrección, no me permitieron reposar, fabricaron amuletos con mi cuerpo crucificado, hicieron pinturas de mí ataviado con anacrónicas y pomposas vestimentas, en aquel tiempo los romanos ocupaban Judea y su reglamentación higiénica ordenaba a los varones mantener el cabello muy corto y así lo usaba yo, mi piel morena de judío, sin embargo, adulteraron mi persona haciendo cursis retratos míos con la tez clara y el cabello casi rubio, me esculpieron con cuerpo atlético, surgieron codiciosas organizaciones religiosas que domesticaron multitudes para proveerles donativos comprando así su salvación eterna. ¡ Por estas razones, apresuraré el calentamiento global que ustedes mismos ya han provocado, haré que la temperatura del planeta Tierra se eleve irremediablemente más, las radiaciones ultra violeta serán penetrantes verdugas de la salud, los glaciares derretidos elevarán el nivel de los océanos, poblaciones enteras quedarán sumergidas, la canícula causará más sequías e incendios forestales ! ¡ Los virus y gérmenes esparcirán nuevas epidemias ! ¡ Irremediablemente la Tierra será el sepulcro de fauna, vegetación, humanidad y esperanza ! Las horas transcurrieron, el crepúsculo se inició, Jesús desprendió de su cabeza la corona de espinas que durante siglos le había infringido crueles dolores, al hacerlo sus inmisericordes puntas le desgarraron la piel; Jesús la arrojó de la misma manera con la que se lanza un frisbee hacia la Luna, esto cegaría la luz del Sol reflejada en ella, trayendo consigo un permanente y desconsolador eclipse. Exhausto por la ira, Jesús encajó con fuerza el tercer clavo al costado izquierdo de su tórax; su existencia se extinguió mientras murmuraba… todo ha sido en vano. ©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual, sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre de su autor Manuel Peñafiel, sus créditos por las fotografías y los nombres de los pintores; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning Manuel Peñafiel as the author, his credits for the photographs, and the names of the paintings. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes.
Crucifijo de la Capilla Gondi, obra de Brunelleschi.
Crucifijo del Santo Espíritu, obra de Miguel Ángel, 1492.
Crucifixión Señor de Chalma, autor anónimo, siglo 18, ©Manuel Peñafiel.
Crucifixión, óleo sobre tela de autor anónimo, siglo 17, ©Manuel Peñafiel.
Jesús crucificado, Capilla Sagrada Familia, Av. Palmira, Cuernavaca, Morelos, México, ©Manuel Peñafiel.
Crucifixión Señor de Chalma, autor Anónimo del siglo 18, ©Manuel Peñafiel.
Cristo en la cruz, pintura de Jacques-Louis David ( 1748 – 1825 ).
Cristo en la cruz, pintura de Eugène Delacroix ( 1798 - 1863 ).
Jesús resucitado ante María Magdalena, pintura de Tiziano ( 1488 - 1576 ).
Magdalena penitente, pintura de Francesco Hayez ( 1791 - 1882 ).
Cristo en la Iglesia de San Aventin, Francia, siglo 13.
Iglesia de San Miguel Arcángel, Cuernavaca, Morelos, México, ©Manuel Peñafiel.
Cruz abandonada, ©Manuel Peñfiel.
©Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual, sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre de su autor Manuel Peñafiel, sus créditos por las fotografías y los nombres de los pintores; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. It can only be used for didactic and cultural purposes mentioning Manuel Peñafiel as the author, his credits for the photographs, and the names of the paintings. It is strictly prohibited to use it for lucrative purposes. Trayectoria de Manuel Peñafiel Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano. La obra fotográfica de Manuel Peñafiel ha sido presentada en: Rusia, Francia, Bélgica, Turquía, España, Italia, Cuba, Japón, Polonia, Bulgaria, República Checa, E.U.A., Indonesia, República Popular China, y Los Países Bajos. En México sus fotografías se han exhibido en: El Palacio de las Bellas Artes, Museo de Arte Moderno, Museo Universitario del Chopo, Museo Nacional de las Culturas, Museo Felipe Santiago Gutiérrez, Museo de la Ciudad de Cuernavaca, Centro Cultural Jardín Borda del Instituto de Cultura de Morelos, La Cineteca Nacional, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Museo Ex Convento de Tepoztlán, Museo de Arte Indígena Contemporáneo, y Casas de Cultura diseminadas en su país. Autor de los libros: Cavilaciones, Kinver o la rueda con el alma 19, El Estado de México, México, Carne, Los Médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social, Niños de México, Conjuros y Deseos, Emiliano Zapata un valiente que escribió historia con su propia sangre. Productor y Director de Fotografía de los documentales: Pasión por la Luz, Los Últimos Zapatistas Héroes Olvidados; Pancho Villa la Revolución no ha terminado. Manuel Peñafiel ha sido premiado por su Excelencia Fotográfica, Cinematográfica y Contenido Histórico y Social de su obra. Manuel Peñafiel acumula en su carrera una extensa hemerografía, su obra fotográfica ha sido reproducida y reseñada en periódicos y revistas publicadas en el ámbito nacional e internacional, merecedor a reconocimientos públicos por su trayectoria artística y aporte a la cultura. La biografía de este creador se encuentra en La Enciclopedia de México Tomo 11.

Comentarios

Entradas populares