ECLIPSES EN EL ANTIGUO MÉXICO ©MANUEL PEÑAFIEL, FOTÓGRAFO, ESCRITOR Y DOCUMENTALISTA MEXICANO.

Eclipses en el Antiguo México ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano. Aún en este siglo 21 los españoles arrogantemente continúan alardeando que ellos trajeron la civilización al Antiguo México…lo cual es absolutamente falso. El genocida encumbrado Hernán Cortés y sus ignorantes, burdos y sanguinarios soldados desembarcaron en las costas de mi país en 1519 y desde ahí emprendió su voraz trayectoria en busca de los tesoros resguardados en La Gran Tenochtitlan, la cual sucumbió en 1521 gracias a los miles de guerreros de Cempoala, Quiahuiztlan, Texcoco, Chalco, Xochimilco, Azcapotzalco, Mixquic y Tlaxcala que estaban inconformes por los tributos exigidos por los azteca – mexica por lo que se unieron a Cortés, quien después de sus falsas promesas de liberarlos los esclavizó; trágicamente gran parte del ejercito y de la población de Tenochtitlan sucumbió por la viruela que llegó con la tripulación hispana. El yugo clasista, racista y esclavista del Virreinato Español azotó a estas tierras durante trescientos años ( 1521 – 1821. Fueron los invasores españoles respaldados por los fanáticos incultos frailes católicos los que devastaron hermosas edificaciones autóctonas y quemaron la ciencia, la astronomía, la historia y la poesía registrada en los ancestrales códices. La arquitectura de los templos erigidos en las distintas poblaciones del Antiguo México es innegablemente superior a las iglesias, conventos y catedrales que los españoles edificaron con el material de los santuarios indígenas derribados, y que los nativos construyeron bajo las instrucciones que los clérigos les daban usando el látigo para obligarlos a trabajar erigiendo diversos templos católicos burdos y carentes de estética arquitectónica. Aristarco de Samos ( 310 a.C. – 239 a.C. ), fue un astrónomo y matemático griego siendo el primer científico que dio a conocer que el Sol se encuentra en el centro del Universo y no el planeta Tierra ( Heliocentrismo ). Siglos después el 5 de marzo de 1616 la Iglesia Católica condenó el libro “ Sobre las revoluciones de las orbes celestes ” escrito por el astrónomo y matemático polaco Nicolás Copérnico ( 1473 – 1543 ); dicho científico aseguraba que la Tierra no era el centro del Universo, sino que los planetas giran alrededor del Sol ( Heliocentrismo ), Copérnico anteriormente había estudiado los descubrimientos de Aristarco de Samos. La Inquisición Católica declaró que las obras escritos por Copérnico eran heréticas sus libros fueron prohibidos y dicho autor fue condenado a abstenerse de enseñar o defender sus investigaciones. El ingeniero, matemático, físico y astrónomo Galileo Galilei ( 1564 – 1642 ) fue un firme partidario de Copérnico; este sabio italiano se enfrentó al juicio eclesiástico católico por defenderlo al asegurar también que el Sol es el centro del Universo. Arrastrando el Oscurantismo Católico los depredadores hispanos que arribaron al Antiguo México quemaron los códices que describían la sapiencia de mis ancestros. Un ejemplo de la sabiduría indígena es la observación celeste realizada por los astrónomos mayas que profundizaron en su dinámica obteniendo una precisa certidumbre para predecir los eclipses, sus cálculos y registros de dichos sucesos están registrados en sus códices. A las diversas etnias autóctonas el movimiento del Sol les indicaba el orden que el tiempo debía tener y cuando acontecía un eclipse los idiomas náhuatl, maya, purépecha y mazahua lo expresaban poéticamente: El Sol es comido, mordido. Otros pueblos como el otomí o ñahñu, mixe, matlatzinca, mixteco, ixcateco y el zapoteco lo expresaban así: El Sol muere. Los Mayas decían que el rostro solar era obscurecido. En Xochicalco, Estado de Morelos en una esquina de la Pirámide de las Serpientes Emplumadas existe un relieve que representa al Sol durante un eclipse acontecido el 1l de mayo del año 664. El Códice de Dresde llevado a Europa durante el saqueo español, actualmente se encuentra en la biblioteca de la Universidad de Dresde en Alemania; a este libro maya lo conforman 39 láminas con escritura en ambos lados, doblado en forma de biombo con una longitud de 3.6 metros, las descripciones astronómicas en los códices mayas están en forma de glifos que es una combinación de dibujos que representan objetos yucatecos, así que se supone que su lugar de origen fue Chichen Itzá. Afortunadamente este manuscrito se escapó a la destrucción cultural autóctona tras la llegada de los ignorantes, racistas, ecocidas y sanguinarios españoles a partir de 1519; los otros tres códices mayas se encuentran en el Museo de América en Madrid, el Códice de París está en la Biblioteca Nacional de Francia y el Códice Maya de México, actualmente lo resguarda la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia en mi natal Ciudad de México. Existe también un códice azteca con dibujos ( glifos ) que describen un eclipse total de Sol ocurrido en agosto 17 de 1496, me refiero al Códice Le Tellier Remens, identificado así de acuerdo al nombre de su primer dueño europeo y está en la Biblioteca Nacional de Francia, el Códice Borbónico contiene representaciones de un eclipse solar elaboradas por pintores mexica, éste se halla en la Biblioteca del Palacio Borbón de París. En la actualidad existen más códices relatando otros temas, sin embargo, su descripción alargaría demasiado este texto. El esplendor maya perduró del siglo 4º hasta el siglo 10 º; a diferencia de Hispania que en la antigüedad estuvo bajo el Imperio Romano, siglos más tarde llegaron los visigodos hasta que en el siglo 8º desembarcaron los musulmanes; después de estas ocupaciones las monarquías católicas extraviaron la ruta española alejándola del progreso científico y cultural. ©Manuel Peñafiel, fotógrafo, escritor y documentalista mexicano. El contenido literario y fotográfico de esta publicación está protegido por los Derechos de Autor, las Leyes de Propiedad Literaria y Leyes de Propiedad Intelectual, sin embargo, puede ser reproducido con fines didáctico - culturales mencionando el nombre de su autor Manuel Peñafiel y sus créditos por las fotografías; queda prohibido utilizarlo con fines de lucro. This publication is protected by Copyright, Literary Property Laws and Intellectual Property Laws. 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